Viaje I

jueves, 3 de junio de 2010
Entre el mundo y el afuera me siento a esperar. Las nubes llenas de impacientes cargas ansían chocarse entre si para descargarme su fuerza. Inevitablemente recaerá en mi, y me partirá al medio. Dos ''yo'' se dividiran para emprender cada uno su viaje.
Así sucedió, el primero fue pura carne, oxigeno, sangre, calcio y piel, meticulosamente organizados, cada pieza en su lugar, de forma tal que pueda sostenerse en pie. Firme, concreto, el yo CUERPO.
Lejos del punto de partida comenzo su caminata el yo MENTE, invadida por un profundo recelo, prefirió la soledad, no sintió pena al abandonar a cuerpo. Vio la libertad y simplemente la tomo. Se subió en ella, voló, cuando ya no quiso sentir, cuando cuerpo se volvió un completo enemigo ella decidió partir.
Distanciados se convirtieron en materia obsoleta. En la tierra quedo cuerpo, quieto, frío en su totalidad, carente de movilidad, en cada centímetro de su contextura se dejan ver las marcas del dolor, la falta de razón: aquel hueco donde antes regia mente. Y hoy ella esta tan lejos, escalo tan alto que un pequeño paso en falso podría provocarle la peor de las caídas, el inexorable encuentro con la triste realidad. No quiere regresar, no tiene fuerza para sanar las heridas de cuerpo. Elijio romper las cadenas de todo sistema que la mantenga encarcelada, se asfixio en cuerpo, faltaba aire puro, faltaban ideas, colores, reflejos. Su instinto la freno antes de que el deterioro fuera total. Mente voló, cuerpo descendio. Lo que queda es la esencia, quien busca un nuevo lugar donde reposar, esperando el regreso de aquellos dos compañeros que alguna vez formaron parte mi.

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